jueves, 21 de marzo de 2013

BUEY SUELTO 3: En Busca de Poder

Sin poder no hay magia. Los aprendices que sigan el Camino del Buey Suelto encontrarán conocimiento e información en los libros y tratados, pero el poder solo se obtiene mediante la experiencia directa con la naturaleza. Muchos ngueyos me escriben quejándose de que sus padrinos le han entregado ngangas que no caminan, pese a tener kriyumba( cráneo ), sus 21 palos y demás ingredientes. A veces se trata de que esos fundamentos están mal montados, ya sea por desconocimiento del padrino o porque este no confía en su ahijado, pero la mayoría de las veces lo que sucede realmente es que el ngueyo no tiene poder. Sinembargo, esa no es razón para desanimarse; el poder se puede rastrear y cazar, incluso sin la ayuda de un padrino o maestro espiritual.


El rayamiento de ngueyo no confiere poder, solo protección y, de igual forma, una nganga o fundamento es solo un caldero lleno de cosas, un objeto inanimado, si su dueño no ha sido presentado( por su cuenta o a través de su padrino ) debidamente a los cinco elementos, Fuego, Agua, Aire, Tierra y Espíritu. Para conocer a los elementos y ser aceptado por ellos, hay que buscarlos en su hábitat natural, lejos de la civilización, donde la electricidad artificial, la contaminación y los ruidos humanos no se perciban.




Al Fuego hay que buscarlo donde se produzca espontáneamente, sin la ayuda del hombre. Es decir, en un incendio forestal, en un rayo que vemos caer sobre un árbol o una piedra, en la lava de un volcán o en las centellas y meteoros ígneos que se producen en las tormentas eléctricas, principalmente. Otra forma de conocer al Fuego, es saludando al Sol al amanecer, desde una montaña o elevación natural.





Al Aire hay que conocerlo en las alturas, en las cimas de montañas, allí donde cielo y tierra se unen y las nubes pueden ser tocadas con la mano, y en los fenómenos atmosféricos, como tormentas, ciclones y tornados. Existen 4 vientos fundamentales( norte, sur, este y oeste ), y es importante averiguar cuál de ellos es más afín con nuestra naturaleza, para convertirlo en aliado. Ya llegaremos a esa parte más adelante, en otro capítulo.




A la Tierra se la conoce en pleno monte, en los bosques y selvas, en la tundra, en los desiertos y en las cuevas. También está presente en los campos de labranza, pero allí su poder es débil y disgregado. De la Tierra obtendremos el tótem o animal totémico, que es el espíritu animal que nos corresponde( puede ser un pájaro, una fiera, un pez, un reptil, etc ); un aliado espiritual muy valioso, que nos servirá de guía y protección en nuestra búsqueda o camino espiritual. El tótem nos enseñará lugares, plantas y minerales de poder, y toda clase de secretos.


Al Agua hay que buscarla en alta mar, en las profundidades del océano o en las costas deshabitadas, en los ríos solitarios, en los ojos de agua más ocultos, en los manantiales y corrientes subterráneas y en la lluvia que cae lejos de la actividad humana. Si el Fuego es el Sol, el Agua es la Luna, pues esta afecta a las mareas y el comportamiento de plantas, animales y personas. Por esa razón, la hora más apropiada para llamar al Agua es el ocaso, cuando el Sol se esconde y surge la Luna, astro principal de la magia. Cada fase lunar tiene características propias, que sirven para distintos tipos de trabajos mágicos. La Luna Nueva, por ejemplo, es ideal para la magia blanca y todos los trabajos para impulsar y fortalecer proyectos que comienzan y abrir caminos nuevos; mientras que la Luna Llena se emplea para magia negra, hechicería y brujería para dañar o desbaratar, en general.


Para encontrarnos cara a cara con los elementos y obtener poder de ellos, hay que ofrendarles pureza, tiempo y voluntad.



La pureza se alcanza con la abstinencia sexual, el ayuno, el ejercicio sicofísico( como el yoga, el taichí, la meditación o las danzas rituales ), el silencio y la soledad, fundamentalmente, durante períodos de tiempo que oscilan entre las 72 horas y las semanas, meses o años, según el grado de intoxicación o impureza de cada individuo. Es esencial alcanzar un estado de paz y silencio interior para conseguir poder de los elementos. Si entramos en la naturaleza salvaje con nuestra mente llena de preocupaciones y distracciones mundanas y nuestros sentidos atrofiados por los olores, sabores, sonidos y sensaciones de la civilización, seremos incapaces de percibir la presencia espiritual de los elementos, y mucho menos de entablar un diálogo o lucha( según la naturaleza de cada persona, unos elementos le resultarán hostiles y otros amigables; pero ya sea mediante la fuerza o la amistad, siempre se puede sacar poder de ellos, si se hace correctamente ) para recabar poder. Adentrarse en la morada de un elemento sin la debida purificación y preparación es algo sumamente peligroso, ya que no tenemos forma de prevenir un ataque, y se puede acabar muerto: ahogado por el Agua, quemado por el Fuego, despeñado por el Viento, o devorado o envenenado por un animal de la Tierra.

La ofrenda de tiempo significa dedicación, interés. Mientras más tiempo pasemos en la naturaleza, con respeto de sus leyes y amor por su belleza, más se abrirán, como flores en primavera, nuestros sentidos espirituales o extrasensoriales, sin los cuales es imposible percibir la magia. No basta con ir al monte una vez al año y comportarnos con la torpeza típica de un ser de ciudad; hay que escapar a menudo de la civilización o, mejor, aún, vivir apartados de ella.





Si el trabajo y/o las responsabilidades no nos permiten vivir en plena naturaleza, al menos debemos ir a su encuentro cada vez que tengamos oportunidad, demostrándole a los elementos la firmeza o voluntad de nuestra búsqueda espiritual. Los elementos no valoran a los humanos por su inteligencia racional, su intelecto o cultura, pues ellos no poseen, ni necesitan, cerebro o pensamiento. Los elementos tienen fuerza, poder espiritual, cuyo equivalente en los humanos es la voluntad; por eso nos miden por ella y desprecian a los perezosos, inconstantes, cobardes y egoístas, y respetan a las personas altruístas, valientes, persistentes y capaces de sacrificarse. Ya les había advertido en el capítulo anterior, que la voluntad es una virtud cardinal para desarrollarnos en el mundo de la magia y la espiritualidad, y que se puede alimentar mediante la paciencia y la disciplina.



Es necesario familiarizarse con la naturaleza, aprender a distinguir las plantas y sus propiedades, reconocer los minerales, el canto de los pájaros, el rastro de los animales, etc, hasta llegar a sentir las vibraciones energéticas de un lugar benéfico o peligroso, por ejemplo. Cuando germina en nosotros esa capacidad de intuición, significa que estamos aprendiendo el lenguaje de la naturaleza, con el cual podremos comunicarnos con los elementos, entre otras entidades.



Un ejercicio básico para entrar en contacto con la naturaleza y sus elementos, consiste en( luego de una purificación de al menos tres días ) pasar tres días y sus noches en un lugar en medio de la naturaleza, alejados de cualquier influencia de la civilización, en absoluta soledad y sin pronunciar palabra alguna. No llevaremos libros, ni nada para leer, ni aparatos eléctricos( en todo caso un móvil apagado, que solo usaremos en caso de auténtica emergencia ), instrumentos musicales, juegos o cualquier otra distracción o pasatiempo. La idea es que podamos prestar toda la atención posible al entorno natural y a sus habitantes, para obligarnos a despertar nuestra intuición y nuestra sensibilidad espiritual o extrasensorial. Resumiendo: vivir 72 horas con el corazón y no con la mente.


En el Palo Monte tradicional, como se practicaba antes y todavía se ve en algunos lugares de los campos de Cuba, el ngueyo que desea poseer una nganga y convertirse en brujo, debe pasar entre 3 y 7 días solo en el monte, subir a lo más alto, cruzar un río, visitar la mar y pasar al menos una noche entera el cementerio.

Otra de las grandes ventajas de pasar tiempo en el monte y la naturaleza, es que podemos ir recolectando toda clase de elementos naturales( palos, yerbas, flores, semillas, frutos, piedras, minerales, caracoles, tierras, arenas, aguas, plumas, fragmentos de animales, etc ) que nos servirán de ingredientes para confeccionar nuestras prendas y trabajos, con la plena seguridad de que no son falsos o cultivados y criados en viveros y granjas, como sucede con la mayoría de los palos, yerbas y elementos animales que se pueden adquirir en las botánicas y tiendas de artículos religiosos. Además, el hecho de cortar las plantas con nuestras propias manos, hablándoles con cariño, para que nos ayuden, y entregando su derecho a Ngurufinda, el dueño del Monte, o a Baluande( Mamá Umbó, Madre de Agua ), si se trata del mar, nos garantiza su calidad y propiedades mágicas.


Al Espíritu se le busca en último lugar, después de conocer a los otros cuatro elementos y de saber a ciencia cierta cuál de ellos es/son nuestro/s aliado/s. Al Espíritu se le encuentra cerca de la muerte, al borde de ella o donde reposan los restos que un día contuvieron vida. Todo lo que nace y muere posee espíritu, y sus restos dan fe de ello y mantienen el contacto espiritual hasta que se vuelven polvo y este se disuelve en la tierra y el agua o lo consume el fuego y se funde en el viento. Por eso, sin este quinto elemento no podrían existir los otros cuatro, pues la muerte no es final, sino transmutación, reciclaje, el mecanismo más misterioso de la naturaleza, que garantiza la continuidad y evolución de la vida.


Del elemento Espíritu obtendremos algunos de los secretos principales de la brujería, como el arte o habilidad de entrar en contacto con los espíritus de difuntos, y conseguir que un muerto reciente se convierta en nuestro aliado, mediante un ritual que se celebra sobre la tumba del mismo, a media noche, en el cementerio, entre otros. Como dice el dicho, "del muerto nace el santo", que significa que sin muerto no hay brujería, pues esta clase de espíritu será quién dirija al resto de poderes adquiridos en todo tipo de trabajos que hagamos.


 En próximos capítulos profundizaremos en cada uno de los elementos, el mundo de los muertos y otros temas de Buey Suelto, El Camino del Brujo Solitario, tratado que estoy escribiendo y que espero publicar este año. El libro es para todos ustedes, queridos lectores y mpanguis, así que les agradeceré cualquier sugerencia, pregunta o tema que quieran que incluya, responda o aborde en el libro. Un abrazo a todos, de kunanchila y que Nsambi acutare.